jueves, 6 de octubre de 2016

PUCARÁ DE TILCARA - JUJUY


PUCARÁ  de TILCARA - JUJUY

EL POBLADO
Autor: Juan Carlos Grassi - e-mail: jcgrassi1420@hotmail.com

El Pucará de Tilcara es uno de los numerosos poblados prehispánicos que se distribuyen a lo largo de la Quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy.

Este sitio arqueológico se encuentra emplazado en la parte media de esta región, sobre un cerro de 70 metros de altura en la margen izquierda del Rio Grande.
Se lo definió como un Pucará [vocablo quechua que significa “fortaleza”, “fuerte” entre otros), sin embargo no presenta construcciones defensivas.

Este antiguo poblado fue ocupado entre comienzos del primer milenio d.C. y el momento en que se produjo el contacto hispano-indígena (siglo XVI d.C.). Y presenta gran concentración de estructuras arqueológicas a lo largo de más de 18 hectáreas de superficie.

Estas estructuras, de las cuales principalmente se visualizan solo los muros y cimientos, son parte de las antiguas viviendas, talleres, plazas, tumbas y espacios ceremoniales, que habitaron los antiguos pobladores del Pucará.

A partir de 1909, los primeros arqueólogos que intervinieron comenzaron el trabajo de restauración de algunas de esas áreas. Pero recién a mediados del siglo XX reconstruyeron gran parte de ellas.





BARRIO "LA ENTRADA"

Se denomina “Barrio de la Entrada” por su ubicación.
En este sector encontramos numerosas viviendas y patios reconstruidos.
Este tipo de estructuras se distribuyen a lo largo de todo el poblado.
No obstante solo se reconstruyeron en algunos sectores del sitio.
En esos espacios, los pobladores realizaban diferentes actividades: alimentarse, descansar y elaborar utesillos y herramientas para desarrollar trabajos vinculados a la producción metalúrgica, textil, lapidaria y alfarera.

Un camino que parte de este Barrio conduce al Sector del Monumento. Se trata de una de las intervenciones modernas que se hicieron en el sitio junto a la reconstrucción de las viviendas. Fue realizado para permitir que los vehículos de mediano porte lograran una aproximación más inmediata al lugar.
No obstante ello, en la actualidad, a fin de garantizar la preservación del poblado, se prohibió el acceso de vehículos.



CEMENTERIO ESTE

En el "Cementerio Este", se ubican alrededor de 100 tumbas que fueran reconstruidas hace más de medio siglo.  Actualmente, estas tumbas son denominadas “cistas” y fueron confeccionadas a partir de hoyos realizados en la tierra y revestidas de piedra.

Los difuntos eran colocados en posición “genuflexa”, es decir en cuclillas, junto a piezas cerámicas que conservaban alimentos, instrumentos musicales, herramientas de uso cotidiano y ritual, confeccionados en diversos materiales
.

Esos elementos, son designados por los arqueólogos como “acompañamiento mortuorio”. Una vez introducido el individuo en la “cista”, se la tapaba con lajas conformada por piedras planas de gran tamaño.
Las cistas eran reabiertas para realizar nuevos entierros y volver a ofrecerles comidas y bebidas a los difuntos.

Este cementerio no representó el único sector en donde se enterraba a los difuntos, ya que se localizaron otros cementerios en los faldeos sur, norte y oeste. También para construir tumbas se usaron los espacios donde las personas compartían sus quehaceres cotidianos, tales como patios y viviendas.
Práctica muy difundida entre las poblaciones prehispánicas del Área Andina. 





CENTRO CEREMONIAL “LA IGLESIA”

Se encuentra ubicado en el sector centro del “Pucará”.
Se trata de un centro ceremonial incaico, tradicionalmente conocido como “La Iglesia”.       

Esta última denominación fue dada por los pobladores locales de inicios del siglo XX, atendiendo, posiblemente, a los altares con los que cuenta.


En este espacio, único en su tipo, que actualmente se encuentra reconstituido, se llevaron a cabo numerosas celebraciones religiosas.

La función que cumplió “La Iglesia” posiblemente estuvo vinculada con el poder político y social que ejercieron los incas sobre las poblaciones locales, como una forma de justificar su dominación en la zona, mediante el control del espacio ritual.

Durante las celebraciones se debió organizar el trabajo artesanal de los pobladores locales con el que se tributaba al Estado.
Es decir, que se entregaban a los administradores incaicos objetos producidos en el Pucará tales como: tallas en piedra, bienes de metal, entre otros.

Investigación, Recopilación y Armado: Juan Carlos Grassi
2016-09-13





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